Las ovejas oyen la voz de su pastor
Introducción
En un mundo tan
globalizado y saturado de información, donde a menudo se enfatiza el
individualismo y la autosuficiencia, surge una premisa importante para el
creyente: escuchar y seguir la voz del buen pastor Jesús, quien nos llama a
priorizar la relación con Él por encima de todo.
En el evangelio de Juan, capítulo 10, versículos 1 al 18, encontramos al Señor Jesús, quien nos introduce a algo muy poderoso al utilizar la figura del pastor y las ovejas para mostrar la importancia de la vida espiritual del creyente y, asimismo, asociar la vida de las ovejas, las cuales dependen de El buen pastor.
Principalmente, debemos entender la naturaleza de las ovejas, las cuales requieren la guía y el cuidado constantes del pastor debido a su vulnerabilidad y dependencia inherentes. Esta condición se debe a que carecen de defensas naturales contra sus depredadores y son propensas a vagar o perderse.
Un día, Jonathan Edwards dijo:
“Ver tu propia ignorancia y ceguera es el primer paso hacia tener el verdadero conocimiento”.
Una de las características más conocidas de las ovejas es su actitud intuitiva de autoprotección; por lo tanto, necesitan andar en grupos (rebaño). Tampoco debemos olvidar que existen muchos pastores, pero no son el pastor de este rebaño en particular, dado que cada oveja ya tiene a su propio pastor a quien “oyen y siguen”.
Esto nos lleva a comprender las palabras de Jesús cuando dijo:
«De cierto, de cierto os digo: El que no entra por la puerta en el redil de las ovejas, sino que sube por otra parte, ése es ladrón y salteador. Mas el que entra por la puerta, el pastor de las ovejas es. A éste abre el portero, y las ovejas oyen su voz; y a sus ovejas llama por nombre, y las saca. Y cuando ha sacado fuera todas las propias, va delante de ellas; y las ovejas le siguen, porque conocen su voz. Mas al extraño no seguirán, sino huirán de él, porque no conocen la voz de los extraños». Juan 10:1-5
En el antiguo Israel, la relación entre el pastor y las ovejas era bien entendida, puesto que los pastores eran responsables de la seguridad, la guía y la alimentación de sus ovejas, y a menudo arriesgaban sus propias vidas para proteger su rebaño, a diferencia de los pastores asalariados que no se ocupaban de las ovejas.
¿Qué pasa cuando no hay un pastor que cuida las ovejas?
Ciertamente, esto es algo muy importante, ya que Jesús advierte que no todo el que dice ser pastor lo es, pues el que “entra por la puerta, el pastor de las ovejas” y quien abre es “el portero”, y una vez adentro, las “ovejas oyen su voz; y a sus ovejas llama por nombre, y las saca”. Juan 10:3-4
¿Cuán importante es La puerta?
«De cierto, de cierto os digo: Yo soy la puerta de las ovejas. Todos los que antes de mí vinieron, ladrones son y salteadores; pero no los oyeron las ovejas». Juan 10:7-8
Primeramente, cuando el Señor llegó por primera vez a Israel, lo hizo “oficialmente” por la puerta y no por un camino diferente, sino que entró por el “camino de los profetas”, y el “portero” quien le abrió la puerta fue “Juan el Bautista”, enviado para preparar el camino para el Señor Jesús. Mateo 3:1-3
Ahora la pregunta: ¿Conocen las ovejas la voz de su pastor?
Sí, en Juan 10:11 Jesús advierte: «Yo soy el buen pastor; el buen pastor su vida da por las ovejas». Sin embargo, en Juan 10:12-13 denuncia a los “asalariados” que, viendo venir al lobo, “dejan las ovejas y huyen, y el lobo arrebata las ovejas y las dispersa”.
En una oportunidad, Charles Spurgeon advirtió diciendo:
“Quien le sirve a Dios por dinero, es capaz de servirle al diablo por un mejor salario”.
La presencia del pastor en el rebaño es sinónimo de seguridad; por eso Jesús dijo que era “El buen Pastor”, y también encontramos al rey David, el gran pastor de ovejas, quien supo describir profundamente la relación (pastor-oveja) cuando exclamó diciendo:
«Jehová es mi pastor; nada me faltará. En lugares de delicados pastos me hará descansar; junto a aguas de reposo me pastoreará». Salmos 23:1-2
David, un gran pastor, supo expresar adecuadamente la confianza que la oveja tiene en su pastor, puesto que sabe que, cuando abandona el redil, es para ser llevada a alimentarse, tomar agua y retozar al lado de las aguas para saciar su sed.
Recuerde, generalmente la oveja tiene mala visión; por eso el pastor va “delante de ellas; y las ovejas le siguen”. Por tanto, Jesús en Juan 10:27 dice: «Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen».
Cuando un rebaño tiene un buen pastor, él buscará llevarlas donde hay buen pasto y seguridad, donde serán alimentadas y cuidadas.
Evidentemente que existe una relación de “reconocimiento” y “confianza mutua” (ovejas-pastor); por eso, cuando la oveja escucha la voz de su pastor, al extraño “no seguirán, sino huirán de él, porque no conocen la voz de los extraños”, pues existe un secreto: el verdadero pastor a sus “ovejas llama por nombre”.
La labor de “pastorear” no solo involucra liderazgo, sino (protección y provisión) y, en muchos casos, sacrificios. Jesús dijo: «Yo soy la puerta; el que por mí entrare, será salvo; y entrará, y saldrá, y hallará pastos». Juan 10:9
Jesús dijo:
«También tengo otras ovejas que no son de este redil; aquéllas también debo traer, y oirán mi voz; y habrá un rebaño, y un pastor. Por eso me ama el Padre, porque yo pongo mi vida, para volverla a tomar. Nadie me la quita, sino que yo de mí mismo la pongo. Tengo poder para ponerla, y tengo poder para volverla a tomar. Este mandamiento recibí de mi Padre». Juan 10:16-18
La voz del pastor no solo es representativa de nuestra relación con el “buen pastor Jesús”, sino también con “nuestro pastor natural”, y esta analogía nos lleva a considerar las “otras ovejas” (creyentes), las cuales requieren del pastoreo natural de su pastor espiritual.
Charles Spurgeon dijo:
“Si un hombre es capaz de predicar sermones sin Cristo, no te hagas daño a ti mismo escuchándolo”.
Si hoy contextualizamos las palabras de Jesús, encontramos que existen “muchas ovejas sin pastor”, muchas (iglesias o congregaciones) huérfanas sin un pastor que dé la cobertura espiritual; por eso vienen los lobos y atacan a las ovejas y dispersan el rebaño. Sin embargo, el Dios de La Biblia ha prometido que cuidará de sus ovejas.
«Yo apacentaré mis ovejas, y yo les daré aprisco, dice Jehová el Señor. Yo buscaré la perdida, y haré volver al redil la descarriada; vendaré la perniquebrada, y fortaleceré la débil». Ezequiel 34:15-16
Esta promesa hecha por Dios a su pueblo está representada en las palabras de Jesús
cuando dijo:
«Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen, y yo les doy vida eterna; y no perecerán jamás, ni nadie las arrebatará de mi mano. Mi Padre que me las dio, es mayor que todos, y nadie las puede arrebatar de la mano de mi Padre». Juan 10:27-30
Los verdaderos pastores no pueden descuidar la salud espiritual de su rebaño; deben darle “alimento y aprisco”, ya que no son nuestras, son del Señor, pues El Padre se las dio y “nadie las puede arrebatar de la mano de mi Padre”.
Ahora, “escuchar la voz de Jesús”, el buen pastor, está intrínsecamente ligado a la obediencia y el discipulado. Jesús, en Juan 14:15, dice: «Si me amáis, guardad mis mandamientos».
Cuidar las ovejas del Señor involucra no solo “alimentarlas” y darles cuidado, sino “consolidar” y “discipular” a cada creyente. Un día fuimos ovejas de un pastor quien nos cuidó. Salmos 100:3 dice: «Nosotros somos su pueblo, ovejas de su prado».
Recordemos que un día fuimos ovejas que tuvimos un pastor, que comíamos del buen pasto, teníamos aprisco, nos cuidó, vendó nuestras heridas. Por esta razón, el verdadero discipulado implica no solo escuchar, sino seguir la voz de Jesús, pues si un creyente no está adecuadamente edificado, será incapaz de filtrar el ruido y las distracciones que pueden ahogar no solo la voz de su pastor, sino la voz de Dios.
«Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen, y yo les doy vida eterna; y no perecerán jamás, ni nadie las arrebatará de mi mano». Juan 10:28
Debemos sintonizar nuestros sentidos espirituales, pues en medio de tanto ruido y distracciones es necesario estar alerta a fin de cuidar nuestra vida espiritual para discernir entre tanta información que espiritualmente está diseñada para destruir nuestra fe y alejarnos de Dios.
Recuerde: “Las ovejas oyen la voz de su pastor”.