El fuego, pasión por los perdidos
Texto bíblico. Mateo 3:11-12
Introducción
En una oportunidad preguntaron a John Wesley cuál era la fuente de su pasión y como mantenerla, a lo cual contestó que diariamente le pedía a Dios que lo encendiera y que lo demás lo pudieran ver también.
Algunos se preguntarán cuál es el mensaje para la iglesia hoy, desde que Jesús entregó La Gran comisión nada ha cambiado, de generación en generación Dios ha levantado a muchos como portadores o heraldos del evangelio, pero el mensaje no cambia, Jesús dijo claro, ¡hasta lo último de la tierra!
El profeta Habacuc visualizo un tiempo extraordinario para la humanidad, el describió como la (tierra será llena de la gloria el conocimiento de Dios) y para que esto se cumpla tiene que haber una gran y masiva ofensiva de la iglesia para alcanzar los perdidos y esto parte de recuperar la pasión por los perdidos.
Porque la tierra será llena del conocimiento de la gloria
de Jehová, como
las aguas cubren el mar. Habacuc 2:14
Dios no quiere llegar solo a
un país o ciudad sino a ¡toda la tierra! y que esta sea llena del conocimiento de Su
gloria, como las aguas cubren el mar antes
de la venida de su hijo Jesucristo pues estos últimos tiempos deben convertirse
en una clausura digna para todos estos años donde el evangelismo ha sido
predicado lo cual traerá cumplimiento y consumación de tantos esfuerzos y
lágrimas derramadas por muchos.
Los que sembraron
con lágrimas, con regocijo segarán. Irá andando y llorando el que lleva la
preciosa semilla; Mas volverá a venir con regocijo, trayendo sus gavillas. Salmo 126 5:6
El espíritu Santo
ha sido el precursor de los grandes aviamientos permitiendo que Dios irrumpiera
en momentos de mayor oscurantismo espiritual, levantando hombres con una fuerte
carga por los perdidos como Martín Lutero quien bajo una poderosa unción de reforma
provoco un gran terremoto espiritual en los días de edad media.
Junto a él destacaron otros considerados como “pioneros” de la Reforma en
Europa como, Pedro
Valdo, John
Wycliffe, Jan Hus y Girolamo Savonarola, pero luego
ese fuego paso a las siguientes generaciones en
las manos de grandes hombres y mujeres cómo Evans Robert, John Wesley, kathryn
kuhlman y otros quienes comprendían la urgencia de compartir
el mensaje de salvación a millones de personas.
Todo avivamiento representa el fuego,
una maravillosa figura de la obra del
Espíritu Santo actuando en los corazones del ser humano sensibilizándolo a al
mansaje.
Visión, pasión y fuego
La visión y el fuego están conectadas entre sí, el fuego quema la escoria, purifica, da luz y da calidez y
también es una forma como Dios manifiesta su propósito en aquellos que
ha escogido como lo hizo con Moisés.
Entonces Moisés dijo: Iré yo ahora y veré esta grande
visión, por qué causa la zarza no se quema. Viendo Jehová que él iba a
ver, lo llamó Dios de en medio de la zarza, y dijo: ¡Moisés, Moisés! Y él
respondió: Heme aquí. Éxodo 3:3-4
Sin fuego no hay pasión para llevar el mensaje de
salvación, La zarza representa el fuego de Dios, habla de visión y
propósito, todos los que están ante ella son trasformados “ardía en fuego, y no se consumía”
esto conecto a Moisés con el propósito.
La escritura hace mención que tanto el Tabernáculo de
Moisés como el Templo de Salomón se encendieron mediante (el fuego del cielo) un elemento importante dentro de los
sacrificios del antiguo pacto y siempre debía estar encendido.
Elías era llamado el profeta de fuego, un hombre lleno
del Espíritu de Dios, pero un día estando en una cueva Dios le indico salir
para revelarle algo importante.
“…Y tras el
viento un terremoto; pero Jehová no estaba en el terremoto. Y tras el
terremoto un fuego; pero Jehová no estaba en el fuego. Y tras el fuego un silbo
apacible y delicado…”
1° Reyes 19:11-12
La Biblia describe a Dios como un “fuego consumidor” y al fuego como un
símbolo de Su presencia, poder y Su gloria, así como
la acción purificadora y limpiadora del Espíritu Santo y vemos que al comenzar el
Nuevo Testamento aparece Juan el Bautista como la antorcha que ardía y alumbraba
en medio de una generación de víboras y relacionaba a Jesucristo con el fuego
e hizo un anuncio transcendental.
Yo a la
verdad os bautizo en agua para arrepentimiento; pero el que viene tras mí, cuyo
calzado yo no soy digno de llevar, es más poderoso que yo; él os bautizará en
Espíritu Santo y fuego.
Mateo 3:11-12
Al principio el Fuego solo estaba en Jesús y antes de ascender al cielo prometió a los discípulos que
pronto el poder del Espíritu Santo estaría sobre ellos, advirtió que “esperasen”
en Jerusalén “hasta” que fueran “investidos de poder de lo alto”.
Espíritu Santo y fuego
El fuego es la característica más emblemática del
evangelio y cuando llegó el día de Pentecostés el Espíritu
Santo se manifestó con una característica
particular, como un “viento recio”, “lenguas como de fuego” y “repartidas”
individualmente.
“Lenguas
como de fuego” así como en el Antiguo Testamento el fuego de Dios era
una manifestación de la nube o de “Su Shekinah” entonces podemos
pensar que las llamas en el día de Pentecostés provinieron de la misma fuente
celestial, Dios, aleluya Jesús.
Juan el bautista se refirió a Jesús como el que
bautizaría con Espíritu Santo y fuego
pues es la señal
del hijo del hombre, solo Jesús puede bautizar con ese fuego y no es cualquier
fuego sino uno del cielo el cual Dios envía no para que tengamos experiencias
emotivas solamente pues tiene un propósito glorioso.
Y de
repente vino del cielo un estruendo como de un viento recio que soplaba, el
cual llenó toda la casa donde estaban sentados; y se les aparecieron lenguas
repartidas, como de fuego, asentándose sobre cada uno de ellos. Hechos 2:3
El evangelio debe caracterizarse por el
fuego que arde en el corazón de aquellos que son testigos y predican la verdad,
viene del cielo una palabra que trae vida y el día de Pentecostés se escuchó un estruendo, algo poderoso, un “viento
recio” y “lenguas como de fuego” fueron “repartidas” sobre los
que estaban en el aposento alto
La resurrección habla del triunfo de Jesús sobre el
pecado y el Espíritu Santo pone la pasión como en los dos discípulos que llenos
de tristeza hablaban de Jesús resucitado y fueron transformados por el fuego
del Señor.
Y se decían el uno al otro: ¿No ardía nuestro corazón en
nosotros, mientras
nos hablaba en el
camino, y cuando nos abría las Escrituras? Lucas
24-32
El fuego nos hace hombres y mujeres apasionados por Dios,
enciende la braza al rojo vivo y en Pentecostés el Espíritu
Santo trajo el fuego del cielo que no solo impacto a los del aposento alto sino
a todos los que estaban en Jerusalén dando cumplimiento a un tiempo profético
descrito por el profeta Joel.
Mas esto es
lo dicho por el profeta Joel: Y en los postreros días, dice
Dios, Derramaré de mi Espíritu sobre toda carne, Y vuestros hijos y
vuestras hijas profetizarán; Vuestros jóvenes verán visiones,
Y vuestros ancianos soñarán sueños; Y de cierto sobre mis siervos y sobre
mis siervas en aquellos días Derramaré de mi Espíritu, y
profetizarán. Hechos 2:16-18
El fuego del Espíritu en Pentecostés es más significativo que el fuego de la zarza que marcó la vida de Moisés,
él es el fuego donde debemos enfocar nuestra
pasión del cual no podemos sepáranos, él es fuego que ardía en el corazón de los discípulos es el mismo encendió la
llama en los días de Martin Lutero, el que lleno el corazón de Evans Robert
cuando dijo: “Señor dame 100,000 almas y
cierra la boca del infierno por un año para que las personas se puedan
arrepentir y las puedas salvar".
El Espíritu Santo
también encendió de pasión el corazón de Juan Knox: “Dame Escocia o me muero”,
este fuego vino para quemar lo que no sirve, es la llama que hoy quiere encender
aquellos carbones que están humeantes casi apagados.
¿Cómo recuperar la pasión? debemos ser parte de la
hoguera, sentados cerca del fuego para permanecer encendidos, lo podemos
describir de cierta manera estar rodeado de gente llena de pasión por los
perdidos y amantes del evangelio.
¿Qué pasa cuando estamos apagados?
Esto habla que se extinguió el fuego, la pasión de
aquello que era parte de nuestra vida, los perdidos y ha llevado a muchos a ser
solo carbones sin vida, cubiertos por la ceniza, un tizón humeante que lejos
del fuego es solo eso, un carbón
inútil.
“… ¿No es éste
un tizón arrebatado del incendio? ”…..
Zacarías 3:2c
¿Qué hacer?: Necesitamos
ser parte de la fogata, concentrarnos en la llama no podemos ser un carbón
separado del fuego, somos responsables de mantenerlo encendido recordemos lo
que Dios le dijo a Moisés: “el fuego” debe “arder
continuamente” y “no podría apagarse”. Levítico 6:13
Cuando hubieron orado, el lugar en que estaban
congregados tembló; y todos fueron
llenos del
Espíritu Santo, y hablaban con denuedo la palabra de Dios. Hechos 4:31
Es tiempo de recobrar la pasión por aquello más importante para Dios, los perdidos “¿Cómo, pues, invocarán a aquel en el cual no han
creído? ¿Y cómo creerán en aquel de quien no han oído? ¿Y cómo oirán sin haber
quien les predique?”.
El aposento alto representa el lugar donde todo discípulo es transformado
por el fuego del Espíritu, allí comenzó un
poderoso sacudimiento espiritual “todos” fueron “llenos” del “Espíritu Santo”, el denuedo por la
palabra de Dios era señal de una trasformación el fuego de Dios estaba en
ellos.
¿De dónde proviene esa pasión, ese fuego?
De Jesús, de su palabra, así como
sucedía con los que estaban congregados en el aposento alto, miles han sido
impactados por el fuego del Espíritu Santo que es la llama viva de Su amor y misericordia
por los perdidos, el necesita avivar ese fuego está dentro del carbón bajo la
ceniza.
Por lo cual te aconsejo que avives el fuego del don de
Dios que
está en ti por la imposición de mis manos. .2° Timoteo 1:6
¡Acércate al fuego! Es tiempo de encender los tizones
humeantes y avivar el fuego en aquellos que creen que todo termino, es tiempo
que la llama se vea otra vez, pero con mayor
fuerza, es momento que los carbones humeantes entren en contacto con el
fuego y se produzca una gran hoguera.
Pidamos a Dios que nos encienda qué el fuego en
nosotros vuelva a revivir por la unción y poder de Su Santo Espíritu amen. Hay muchos como Moisés que Dios los está llamando a la
zarza de fuego para revelarles su propósito, necesitamos una experiencia
personal con Dios y oír lo que nos dice. ¡Moisés, Moisés! Heme aquí… Ven, por tanto, ahora, y te enviaré…
Jesús dijo, “todo el mundo y
predicad el evangelio”. Marcos 16:15