sábado, 31 de diciembre de 2022

EL ALIENTO DE VIDA

Profetiza hijo de hombre

Texto bíblico. Ezequiel 37 :1-14

Introducción

La Biblia establece una relación estrecha entre el “aliento de vida” (hebreo, neshamah) y el “espíritu” (Rúach), la palabra en hebreo “nephesh” refiere a “un ser animado, racional, consciente y vivo” el cual recibió de Su Creador: Su imagen y Semejanza, la parte inmaterial diseñada para vivir eternamente pero no fue un alma viviente hasta que recibió de Dios el “sopló” aliento de vida (Génesis 2:7).

 

La Vida de Dios coincide con su mismo ser y que el término “aliento” es equivalente a la vida misma que procede de Él, Job reconoce esta verdad, El espíritu de Dios me hizo, y el soplo (neshamah) del Omnipotente me dio vida”. Job 33:4

 

La Biblia enseña que las cosas secretas pertenecen a Jehová nuestro Dios; mas las reveladas son para nosotros y para nuestros hijos para siempre” y esto tiene que ver con el propósito para el cual fuimos creados pues Él como diseñador de todas las cosas las ejecuta conforme a Su Palabra y en ocasiones lo que hace va más allá de nuestra comprensión humana.

 

Dios creo al hombre para un propósito, “Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra, y sojuzgadla, y señoread” sobre todo aquello que le fue asignado y dentro de este propósito ha escogido en cada generación a quienes usar como instrumentos suyos para cumplir una asignación y recordemos que no hará nada sin anunciarlo previamente a sus profetas (Amos 3:7).

 

En la escritura existen diversos pasajes que rebasan nuestra comprensión, pues revelan la intensa actividad en la dimensión espiritual y que por medio de la visión profética son reveladas a los profetas como Ezequiel, uno de los profetas mayores cuyo ministerio profético brinda un marco de referencia de esta dimensión espiritual, lo cual es representado por la abundancia de visiones en ocasiones difíciles de interpretar.

 

Después de la caída de Jerusalén Israel es llevado a cautiverio quedando atrás todo lo que representaba su identidad como pueblo de Dios, lo cual los llevo a sentirse muertos en vida “secos espiritualmente”, como huesos secos y esta situación mueve la mano de Dios viene sobre Ezequiel en una poderosa visión.

 

La mano de Jehová vino sobre mí, y me llevó en el Espíritu de Jehová, y me puso en medio de un valle que estaba lleno de huesos. Y me hizo pasar cerca de ellos por todo en derredor; y he aquí que eran muchísimos sobre la faz del campo, y por cierto secos en gran manera.  Y me dijo: Hijo de hombre, ¿vivirán estos huesos? Y dije: Señor Jehová, tú lo sabes. Ezequiel 37:1-3

 

En esencia, la profecía tiene como propósito mostrar anticipadamente eventos proféticos y /o procesos proféticos que además de poder interpretar el pasado, inspiran el presente y permiten comprender el futuro como lo vemos en esta visión de Ezequiel.

 

Dos cosas debemos destacar al comienzo de esta visión, la palabra “Mano” en el hebreo “YAD” significa “La mano abierta de Dios”, la cual toma a Ezequiel quien es llevado en el Espíritu y colocado en medio de un valle donde puede ver muchos huesos secos en gran manera y surge la pregunta ¿Vivirán estos huesos?

 

La visión de Ezequiel se centra en dos cosas particulares, “un valle lleno de huesos y estos muy secos”, Ezequiel no tiene una respuesta a esa pregunta, Señor “Jehová, tú lo sabes, la esencia de la pregunta radica en ¿habrá forma de que estos huesos vuelvan a su propósito original?

 

Ezequiel es llevado en el Espíritu, por la mano de Jehová a una dimensión que mostraba la realidad espiritual de Israel, “somos como huesos secos” aunque en lo natural no estaba secos en sus mentes estaban atados a esa confesión lo cual evidencia que era un argumento mental que tenía el pueblo.

 

Me dijo entonces: Profetiza sobre estos huesos, y diles: Huesos secos, oíd palabra de Jehová.  Así ha dicho Jehová el Señor a estos huesos: He aquí, yo hago entrar espíritu en vosotros, y viviréis. Y pondré tendones sobre vosotros, y haré subir sobre vosotros carne, y os cubriré de piel, y pondré en vosotros espíritu, y viviréis; y sabréis que yo soy Jehová. Ezequiel 37:4-6

 

 Ezequiel debía “profetizar”, la palabra griega G4396prophēteuō” habla de “predecir eventos, adivinar, hablar bajo inspiración, ejercer el oficio profético: profetizar” literalmente “pararse frente a otro o hablar por otro” o “hablar por” alguien más, pero no se trata de hablar en nombre de” sino llevar un mensaje de”.

 

La importancia de profetizar radica en el nivel” de “autoridad y responsabilidad”, Ezequiel debía profetizar en “nombre de”, “hablar por” para llevar “un mensaje de” con la finalidad que cada hueso en aquel valle escuchara la voz profética.

 

La orden especifica: Profetiza al espíritu” y “di al espíritu.

 

Ahora, es conveniente diferenciar entre la palabra “espíritu” con minúsculas y “Espíritu” con mayúsculas; La primera (espíritu) aquello que necesitaban los (huesos secos) y la segunda se refiere al “Espíritu” que vendría de los 4 vientos para impartir vida.

 

La palabra espíritu” viene del hebreo “rúakj” que significa “Aliento de vida”.

 

 

Del original (hebreo y griego), la palabra Espíritu puede ser traducida: Espíritu, viento, o aliento, (Rúach) o (Pneuma) como sinónimo de la obra redentora del Espíritu.

 

Ahora un hueso puede hacer nada por sí solo, pues necesita los músculos, nervios y piel para ser considerado un cuerpo y por tanto el espíritu de vida solo provine de Dios, Job mencionó lo siguiente: Y el soplo del Omnipotente me dio vida” Job 33:4.

 

Esta visión muestra la realidad espiritual de un pueblo que vio que todo lo que representaba ser pueblo de Dios (identidad) se había ido, no había esperanza para ellos.

 

La palabra profética tiene un gran poder espiritual y Ezequiel recibió un manto con autoridad para actuar en nombre del Señor para “profetizar”.

 

La declaración profética llena de poder llamada a suscitar “levantar” o “generar” vida solo debía “profetizar” lo que Dios haría, hago entrar”, “pondré”, “haré subir”, “os cubriré”, “pondré en” y “viviréis”.

 

Profeticé, pues, como me fue mandado; y hubo un ruido mientras yo profetizaba, y he aquí un temblor; y los huesos se juntaron cada hueso con su hueso. Y miré, y he aquí tendones sobre ellos, y la carne subió, y la piel cubrió por encima de ellos; pero no había en ellos espíritu. Ezequiel 37:7-8

 

Las palabras de Ezequiel trajeron la manifestación sobrenatural pues cada hueso busco su ubicación, los tendones aparecieron como elemento de conexión y finalmente piel cubrió el cuerpo, pero la obra estaba incompleta, faltaba lo más importante; “el aliento de vida”, que proviene de Dios.

 

  Profeticé, pues, como me fue mandado”

 

Me dijo: Profetiza al espíritu, profetiza, hijo de hombre, y di al espíritu: Así ha dicho Jehová el Señor: Espíritu, ven de los cuatro vientos, y sopla sobre estos muertos, y vivirán.

Ezequiel 37:9

 

Ezequiel debía “profetizar” al Espíritu el cual debía venir de los cuatro (4) vientos con una sola finalidad: “soplar” sobre “estos muertos” y así ¡vivirán!, el “soplo” del Espíritu marcaría la diferencia entre la muerte y la vida, a Ezequiel le fue “revelado” que el Espíritu estaba en los cuatro vientos los cuales fueron activados al momento que Dios quiso levantar los huesos secos.

 

Bíblicamente los vientos desempeñan un papel importante para la vida y, por ende, el “viento” está en todo sitio y lugar, no podemos sobrevivir sin aire o viento y es uno de los símbolos del Espíritu en el Antiguo Testamento y Jesús hace mención de él a Nicodemo “…Oyes su sonido; mas ni sabes de dónde viene, ni a dónde va” Juan 3:8.

 

Ezequiel estaba una dimensión donde le fue revelado lo que los ojos naturales no pueden ver, “La obra regeneradora” del Espíritu “soplando”, pues sin Él no hay vida la enseñanza bíblica revela que:

 

“Y si el Espíritu de aquel que levantó de los muertos a Jesús mora en vosotros, el que levantó de los muertos a Cristo Jesús vivificará también vuestros cuerpos mortales por su Espíritu que mora en vosotros.” Romanos 8:11

 

Ahora Pablo enseña la importancia de estas cosas “sobrenaturales” que están fuera de la dimensión de nuestros sentidos naturales, que permitirían comprender la obra sobrenatural de dar vida a un pueblo (Israel) cautivo no sólo en babilonia sino en la dimensión espiritual.

 

Esta visión revela que era imprescindible la acción directa del Espíritu para traer liberación, restauración y finalmente la vida pues estos (huesos secos) estaban llamados a un nuevo nacimiento y a un ¡nuevo tiempo! 2° Corintios 5:17.

 

Ahora, para comprender con más profundidad de la visión de Ezequiel podemos usar un paralelismo entre lo que ocurrió con el hombre, el cual no fue un “alma viviente” hasta que Dios “sopló” su aliento y recibió vida, de igual manera un hueso no puede hacer nada por sí solo, pero cuando los músculos y nervios actúan sobre este marco óseo juntos se complementan en “un cuerpo”, pero se necesita el espíritu que da vida.

 

Dios ordenó profetizar” sobre ellos:

 

Y profeticé como me había mandado, y entró espíritu en ellos, y vivieron,

 y estuvieron sobre sus pies; un ejército grande en extremo. Ezequiel 37:10

 

El Espíritu no solo mostró la condición espiritual de estos huesos sino la necesidad de darles vida, era necesario su intervención, Ezequiel profetizó por el Espíritu éste “entro” y la obra se completó, aunque Israel experimentaba setenta (70) años en cautiverio había llegado el tiempo de visitación de Dios.

 

A Ezequiel le fue revelado la necesidad del toque del Espíritu para producir la Restauración y Renuevo no solo de índole espiritual sino natural como pueblo de Dios, ahora no eran “unos muertos” sin esperanza ¡no!, la obra de Dios no sólo consistió en dar vida sino convertirlos en un poderoso ejército y grande en extremo.

 

La Biblia enseña que el tiempo de Dios es perfecto y que Su gobierno rige sobre los tiempos de los hombres y su propósito ni se adelanta o se retarda y tiene una hora determinada para actuar, ahora enfoquemos de nuevo en la visión y su significado pues la respuesta de Dios sencilla y contundente.

 

Me dijo luego: Hijo de hombre, todos estos huesos son la casa de Israel. He aquí, ellos dicen: Nuestros huesos se secaron, y pereció nuestra esperanza, y somos del todo destruidos.  Por tanto, profetiza, y diles: Así ha dicho Jehová el Señor: He aquí yo abro vuestros sepulcros, pueblo mío, y os haré subir de vuestras sepulturas, y os traeré a la tierra de Israel. Y sabréis que yo soy Jehová, cuando abra vuestros sepulcros, y os saque de vuestras sepulturas, Y pondré mi Espíritu en vosotros, y viviréis, y os haré reposar sobre vuestra tierra; y sabréis que yo Jehová hablé, y lo hice, dice Jehová. Ezequiel 37:11-14

 


 

Dios anuncia tres cosas concretas: “abrir sus sepulcros, hacerlos subir de sus sepulturas, y traerlos de vuelta a la tierra de Israel”, no se trata de una resurrección literal, usa un lenguaje netamente retórico para como debían recibir Su Espíritu para “vivir” y, también les daría “un corazón nuevo” y “un espíritu nuevo”, y cuando Dios cumplió esas promesas.

 

Ahora el cumplimiento de esta visión profética no está planteada para el tiempo presente, tampoco para judíos esparcidos  las naciones en la actualidad, ni aplicable al estado político-secular de Israel constituido en el año 1949, pues históricamente su cumplimiento inicia a partir del decreto de Ciro rey de Persia cuando un gran número de israelitas emprenden el retorno a sus tierras, y comienza la reconstrucción de los muros de Jerusalén, del templo y la restauración de la adoración conforme a la ley de Moisés, etc.

 

Así como Israel pensó que no había esperanza, muchos hoy como pueblo de Dios experimentan una gran sequía espiritual que los hace vulnerables, pero Dios es el “mismo ayer, hoy y siempre” lo cual nos lleva a considerar que lo que hizo ayer lo hará “hoy y mañana” pues la “obra del Espíritu” no ha cesado y esto indica que estamos ante una nueva temporada.

 

Como tú no sabes cuál es el camino del viento, o cómo crecen los huesos en el vientre de

encinta, la mujer así ignoras la obra de Dios, el cual hace todas las cosas. Eclesiastés 11:5

 

Estamos en presencia de un tiempo, un Kairos, una visitación divina que nos llevara al igual que Ezequiel a ordenar, espíritu: Así ha dicho Jehová el Señor: Espíritu, ven de los cuatro vientos, y sopla sobre estos muertos, y vivirán” recuerde fuimos predestinados, para volver al modelo original, de Cristo y el Señor promueve todo de acuerdo a su propósito.

 

Dios no busca que entendamos cómo o porqué hace algo, somos llamados a profetizar vida del Espíritu sobre el “valle de huesos secos”, pues La iglesia está llamada a   ocupar la posición que Jesús le dio: sometió todas las cosas bajo sus pies, y lo dio por cabeza sobre todas las cosas a la iglesia” Efesios 1:22.

 

El viento de Dios trae frescura, vida del Espíritu, pues todo proviene del Dios eterno del hebreo Olam: eterno o eternidad que no está limitado al (tiempo-espacio), estamos en presencia de un nuevo tiempo, un Kairos divino que nos llevara a profetizar vida del Espíritu donde hay ceguera y muerte espiritual.

 

Muchos ministerios, iglesias y pueblo de Dios necesitan discernir la acción de las tíbielas, muchos parecen huesos secos yaciendo en lugares áridos espiritualmente sin vida, pero recuerde, los tiempos de Dios son perfectos y la palabra “tiempos” del hebreo “Et” traduce: período, tiempo determinado, propicio o apropiado y lo podemos describir como Kairos, un tiempo centrado en la perfecta voluntad de Dios y una manifestación sobrenatural.

 

Todo esto nos permite tener una amplia cosmovisión de lo que Dios hará a través de la acción de Su Espíritu, Jesús dijo que Espíritu es como el viento, es libre para moverse y hacer su obra tal y como lo desea, aunque no le vemos actuar no deja de ser real pues su obra es avivada en medio de los tiempos.

 

La obra del Espíritu era revelada desde el génesis mismo y asociado con la vida, así como fue llamado para actuar a favor de Israel, Dios esta levantando los Ezequiel de este tiempo para ordenar a los huesos secos “oír palabra de Jehová”.

 

Estamos siendo introducidos a un tiempo Kairos y revestidos de una unción profética poderosa, para atacar la fuente de la sequía espiritual, el Espíritu nos propulsa hacia nuevos horizontes, a dimensiones espirituales más profundas “lo que ojo que vio ni oído oyó” pues “la iglesia” necesita una visitación del Espíritu y para esto es importante estar bajo la unción y autoridad de un ministerio profético maduro que pueda traer revelación de la situación del pueblo de Dios.

 

Muchos están haciendo declaraciones incorrectas sobre sus vidas y estas palabras se establecen en la dimensión espiritual trayendo sequía y muerte espiritual como los huesos secos de Ezequiel 37, porque descuidaron su relación con el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, no tomaron en cuenta que son pueblo de Dios, real sacerdocio, pueblo escogido para anunciar las virtudes de su hijo Jesucristo.

 

Es tiempo de cambiar esta confesión, somos creyentes en Jesucristo, hagamos un alto, necesitamos vernos a la luz de la palabra, ¿estamos dando los frutos esperados en nuestras vidas o ministerios? necesitamos volver al primer amor, a la palabra, la oración y búsqueda de Su presencia.

 

La pregunta que Dios hace ¿vivirán estos huesos secos?

 

¿Podemos hacernos un diagnostico genuino de nuestra vida espiritual? ¿nos vemos como huesos secos y sin esperanza?

 

Recuerde, aunque el mundo esté siendo convulsionado por tantas situaciones y vivan si esperanza, en la peor sequía espiritual que hayamos visto, falsas religiones, la acción de espíritus de error e idolatría; el Dios de La Biblia está interesado en que su pueblo vuela a Su presencia y Su palabra.

 

La obra del Espíritu no ha cesado, recuerde el que comenzó la obra y la ha de terminar, oremos y arrepintámonos de la vida espiritual que tenemos, no estamos llamados a ser huesos secos, tampoco somos como tizones humeantes lejos de la gran hoguera necesitamos el toque revitalizante del Espíritu de Dios en nuestras vidas, Amen.



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