La muerte de Jesús es uno de los eventos más poderosos registrados en la Biblia revelan que “desde la hora sexta hasta la hora novena” hubo tinieblas sobre la tierra y además el velo del templo se “rasgó en dos, de arriba abajo” y la “tierra tembló” y los evangelios sinópticos (Mateo 27:51; Marcos 15:38; Lucas 23:45) describen como el velo del templo fue “rasgado sobrenaturalmente” al momento de la muerte de Jesús dejando libre el acceso simbólico a “La presencia de Dios”.
Cuando Jesús expiró no solo hubo tinieblas, sino que el Velo del Templo “se
rasgó” de arriba abajo, su función
esencial era separar “Nadal” cuyo significado principal era “separar”
lo “inmundo de lo limpio” y al igual que en la visión de Ezequiel del templo es
hacer separación de “lo santo y lo profano”. Ezequiel 42:20
Cuando era
como la hora sexta, hubo tinieblas sobre toda la tierra hasta la hora
novena. Y el sol se oscureció, y el velo del templo se rasgó por la
mitad. Entonces Jesús, clamando a gran voz, dijo: Padre, en tus manos
encomiendo mi espíritu. Y habiendo dicho esto, expiró. Lucas 23:44-46
La Biblia
describe que en el Tabernáculo había “dos
velos” más la cortina exterior a
la entrada, uno separaba el Atrio del Lugar Santo y el otro resguardaba el
Lugar Santísimo y su propósito esencial era “ocultar e impedir”
la entrada a La presencia simbólica de Dios, menos
del Sumo sacerdote ritualmente santo quien podía mantenerse con
vida al otro lado del velo por medio del sustituto (sangre animal).
Levítico 16:17-28
El velo manifiesta dentro de toda su “simbología y elementos y
colores” la “vida y muerte” de Jesús donde el
color azul representa “Su divinidad”, el púrpura “Su realeza”, el carmesí “Su
humanidad” y lino torcido “Su justicia”, por lo cual era
imperativo que Moisés hiciera el velo con estos colores particulares y “lo harás con querubines de obra
primorosa”. Éxodo 26:1
Los cuatro
evangelios representan a Cristo a través de “cuatro colores”.
A.
Lucas
presentó a Jesús como el lino fino.
B.
Mateo
presentó a Jesús como el púrpura.
C.
Marcos
presentó a Jesús como el escarlata.
D.
Juan
presentó a Jesús como el azul.
Todo el
diseño del velo fue trabajado por la sabiduría del Espíritu de Dios y los velos
del Templo ocultaban revelaciones de todo el “plan redentor del ser
humano” y además oscurecían (velaban) todo lo que estaba detrás de
ellos, “La Gloria y La Presencia de Dios”.
Dios es el
Creador de todo y ordenó a Moisés confeccionar una cortina especial, el
Velo, con un diseño muy específico, la cual estaría donde se llevaban a cabo los sacrificios por el perdón de
pecados, “el Propiciatorio”. Éxodo 26:34
Finalmente
erigió el atrio alrededor del tabernáculo y del altar, y puso la cortina a la
entrada del atrio. Así acabó Moisés la obra. Entonces una nube cubrió el
tabernáculo de reunión, y la gloria de Jehová llenó el tabernáculo. Y no podía
Moisés entrar en el tabernáculo de reunión, porque la nube estaba sobre él, y
la gloria de Jehová lo llenaba. Éxodo 40:33-35
“La Gloria de Dios” es la razón de ser del Templo.
Aquí vemos como se muestra como un resplandor sin imagen, una vez
concluida su construcción Dios llenó con “Su gloria” el Lugar
Santísimo del Tabernáculo y el Templo, mientras tuvieron vigencia pues eran
solo representaciones “tipos
y sombras”
del verdadero “Tabernáculo Celestial” pues tenían un propósito; “representar” claramente a Jesucristo.
La gran realidad espiritual
detrás del velo
El apóstol Pablo enseña que “las cosas que se ven, sino las
que no se ven; pues las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven
son eternas” por lo que es necesario discernir espiritualmente y ser vistas en el otro lado del
velo, en la dimensión del Espíritu, como lo hicieron los profetas del Antiguo
Testamento, como Isaías quien profetizó adecuadamente acerca del que “había
de venir” más sin embargo el misterio no le fue revelado hasta que vio
más allá del velo.
En el año
que murió el rey Uzías vi yo al Señor sentado sobre un
trono
alto y sublime, y sus faldas llenaban el templo. Isaías 6:1
En la
visión Isaías pudo ver claramente a la persona detrás del Velo del Templo, al
Señor “sentado en el Trono alto y sublime”, pudo apreciar “La
humanidad”, La “belleza y perfección” de la vida de
Cristo y aunque en él habitaba la Plenitud de La Deidad, algo de él seguía sin “ser
revelado” pues el Velo en el Templo aún permanecía impidiendo al hombre
pecador acercarse a Dios.
Cuando
Cristo murió “el sol se oscureció y el velo del templo se rasgó por la
mitad” y así como Su Cuerpo era un “velo” que ocultaba La
Gloria interna de Su Deidad, La ley del Antiguo Testamento era un “velo” delante
de él la cual fue deshecha cuando él se reveló detrás de la ley como “El
Cordero de Dios” que quita el pecado del mundo.
Ahora todos
los sistemas de sacrificios de La Ley sólo representaron una “sombra”
de la realidad de Su deidad y permite ver una “prefiguración” del Plan de Salvación preparado antes de la fundación
del mundo en Jesucristo.
Importancia del velo dentro del
Plan de Dios
Jesús era
100% hombre y 100% Dios, el “Verbo de Dios” hecho carne en quien “habitaba”
La plenitud de La Deidad y Su cuerpo (humanidad) fue un velo que impedía
ver Su Divinidad.
La Biblia
revela que los apóstoles pudieron mirar “detrás del velo”.
Y se
transfiguró delante de ellos, y resplandeció su rostro como
el sol, y
sus vestidos se hicieron blancos como la luz. Mateo 17:2
La Biblia
revela que en “El Monte de La Transfiguración” La
encarnación de Dios se hizo visible, La gloria de la Deidad que moraba en
Cristo hecha manifiesta, el velo de carne (cuerpo) fue “corrido” y
así Pedro, Santiago y Juan, pudieron ver otra dimensión de la realidad eterna
de Cristo, La Shekinah, Su Gloria en su rostro y los apóstoles no tuvieron
problema para “ver y reconocerlo”.
Juan
escribió:
“…y vimos
su gloria, gloria como del unigénito del Padre”. Juan 1:14b
La
Biblia revela que desde la hora “sexta hasta la hora novena” hubo
tinieblas sobre toda la tierra y el sol “se oscureció” y lo más
impactante es que el velo del templo “se rasgó” por
la mitad, pues había llegado el momento más importante de su vida, derramar su
sangre por nuestros pecados.
Entonces
Jesús, clamando a gran voz, dijo: Padre, en tus manos
encomiendo
mi espíritu. Y habiendo dicho esto, expiró. Lucas 23:46
Recordemos
que la sangre de cada animal sacrificado
ante el altar de los holocaustos solo eran un símbolo del “Cordero de
Dios” cuya muerte no solo fue para “expiación”
sino para deshacerse de la carne (velo), revelar así Su Espíritu y dar por
terminado el propósito del Templo físico en Jerusalén y el fin del servicio del “Sacerdocio, sacrificios y
oblaciones” típicas de un “santuario terrenal”.
El
Tabernáculo de Moisés sólo representa una sombra
de algo más “perfecto”, Pablo enseña una realidad
espiritual del velo del Tabernáculo terrenal.
Pero en la
segunda parte, sólo el sumo sacerdote una vez al año, no sin sangre, la cual
ofrece por sí mismo y por los pecados de ignorancia del pueblo; dando el
Espíritu Santo a entender con esto que aún no se había manifestado el camino al
Lugar Santísimo, entre tanto que la primera parte del tabernáculo estuviese en
pie. Hebreos 9:7-8
El
Tabernáculo tenía tres secciones, “El Atrio, El Lugar Santo y El Lugar
Santísimo” representativos de “La Deidad “y mientras el velo del
Templo (terrenal) estuvo intacto solo el Sumo sacerdote podía entrar al Lugar
Santísimo por medio de la sangre del sacrifico.
Jesús dijo;
“Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu”, entonces el velo
del Templo se rasgó en dos, ahora como el “Cordero
de Dios” derramó su sangre como
el “sacrificio verdadero” lo cual hizo que el Velo del
Templo fuera rasgado cumpliendo así toda la “simbología
y tipología” del sistema sacrificial del Antiguo
Testamento y además era “un tipo de Dios” saliendo del Lugar
Santísimo al hombre a través del velo rasgado.
Pero
estando ya presente Cristo, sumo sacerdote de los bienes venideros, por el más
amplio y más perfecto tabernáculo, no hecho de manos, es decir, no de esta
creación, y no por sangre de machos cabríos ni de becerros, sino por su
propia sangre, entró una vez para siempre en el Lugar Santísimo, habiendo
obtenido eterna redención. Hebreos 9:11-12
Los “tipos”
son “sombras” o representaciones de la realidad del
Antiguo Pacto, sólo tienen “…la sombra” de los
bienes venideros, no la “imagen misma de las cosas” por esta
razón La Deidad de Jesús, el “velo de Su carne” no fue revelada
hasta que el velo del Templo fue rasgado, lo cual requirió un “sacrificio apropiado” y
representativo, pues como “Sacrificio perfecto”
murió como hombre en la cruz.
Fue, pues,
necesario que las figuras de las cosas celestiales fuesen purificadas
así;
pero las
cosas celestiales mismas, con mejores sacrificios que estos. Hebreos 9:23
Pablo
explica que el “Santuario Celestial” debe ser “purificado” al
igual que era purificado el terrenal “con
sangre” de animales, pero ahora “las
cosas celestiales” requerían “mejores sacrificios” y sólo
por medio de La sangre del Hijo de Dios podía cumplir esas exigencias.
El Velo es el “símbolo
perfecto”
El velo
rasgado del Templo representa que todo este entendimiento de Cristo Jesús solo
es mostrado al otro lado del Velo, pues mientras el Velo del Templo no fue
rasgado, La gloria de Dios no pudo ser vista.
En el Antiguo pacto sólo el Sumo sacerdote podía entrar detrás del velo,
pero ahora Cristo
ha establecido el “Nuevo Pacto” en Su sangre lleno de provisiones “Bienes venideros”, pues
al ser removido el Velo ahora vemos a “cara
descubierta” mediante Cristo y Su Palabra la cual es una revelación del
Hijo y el Hijo la revelación del Padre.
Y esta es
la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios
verdadero,
y a Jesucristo, a quien has enviado. Juan 17:3
El cuerpo
de Jesús representa Su vida encarnada, (el velo) el cual debía ser removido con
su muerte en la cruz y cuando el velo del Templo
fue “rasgado” Su muerte mostró un camino hacia La
presencia santa de Dios mostrando al “Verdadero Santuario Celestial”.
La sangre
de Jesús representa la Sangre del Cordero de Dios y Su sacrificio fue hecho “una vez y para siempre”, por lo
cual la pared de separación fue quitada y trajo la abolición del “Viejo pacto” con toda
su economía pertenecientes a los sacrificios rituales de animales y el
inicio del Nuevo Pacto en Su Sangre.
Entonces el
velo rasgado de arriba a abajo representa los gloriosos detalles que en el
libro de los hebreos anunciaba, “sombra de las cosas por venir” .
Todo lo
cual es sombra de lo que ha de venir; pero el cuerpo es de Cristo. Colosenses 2.17
El velo rasgado representaba que el Dios eterno ya no habitaba en
templos hechos de “mano de hombre” por lo cual terminó con ese
templo, su adoración y su sistema religioso basados en la sangre de
animales. Hechos 17:24
El Sacrificio de Jesús fue perfecto en todo sentido
Pues cuando
Jesús murió, abrió la cortina que nos impedía el paso. Pero ahora Jesús está
vivo, y por medio de él podemos acercarnos a Dios de un modo nuevo y distinto.
Hebreos 10:20
(Traducción
en Lenguaje Actual)
Que
glorioso fue ese día cuando nuestro gran Salvador habiendo cumplido con toda la
rigurosidad lo relacionado a los “sacrificios
y oblaciones” típicas de un “santuario
terrenal”, el Templo fue sacudido poderosamente pues el velo se rasgó
por la mitad permitiendo que la separación existente entre el Lugar Santo y el
Lugar Santísimo fuera removida, la pared de separación quitada y la función del
Sumo Sacerdote terrenal terminado.
Porque no
entró Cristo en el santuario hecho de mano, figura del verdadero, sino en el
cielo mismo para presentarse ahora por nosotros ante Dios; y no para ofrecerse
muchas veces, como entra el sumo sacerdote en el Lugar Santísimo cada año con
sangre ajena. Hebreos 9:24-25
El texto bíblico es revelador de lo transcendental de La obra de Jesús,
no entró a un santuario hecho por manos de hombre sino en el cielo mismo, Su
obra fue consumada en su totalidad y ahora es el Sumo Sacerdote del “Santuario
Celestial” nombrado sacerdote según el orden de Melquisedec quien entró
en el “Verdadero Lugar Santísimo” por medio de La sangre del “Verdadero
Sacrificio”.
Su muerte y
resurrección nos abrió un “camino nuevo y vivo”
a la misma presencia del Padre y aquí la palabra “nuevo” la
cual proviene de la palabra griega “prosphatos” que puede
traducirse “recién muerto”.
La muerte de Jesús representa que el Velo que existía (separación) y que
había sido removido, y ahora
podemos acercarnos a Dios por el camino que él abrió a través del “velo,
esto es, de su carne”, un “camino nuevo y vivo” al Trono
de su gracia “para “alcanzar
misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro”. Hebreos 4:16
Amen , “Gloria a Dios”