¡Tú eres el Cristo! | Apóstol Francisco Costa | Unción de Libertad
A lo largo de la historia humana hombres como Platón, Aristóteles, Alejandro magno Newton, Fleming y otros, escribieron las páginas de la historia con grandes hazañas y/o descubrimientos científicos, sin embargo, hay un hombre que los opaca a todos pues es el único ser humano venido del cielo con un propósito, “Salvar al pecador”.
Jesucristo no es cualquier hombre, su nombre no solo está grabado en las páginas de la historia sino en “Las sagradas escrituras” como “El Verbo Encarnado”, como el “Hijo de Dios” quien vino al mundo para traer "Redención" al ser humano.
Las escrituras revelan como todas las profecías en el Antiguo Testamento relativas a Jesucristo fueron cumplidas, y en el Nuevo Testamento los evangelios sinópticos, el libro de los hechos, las epístolas paulinas y Apocalipsis, refieren que no solo es visto como “El Mesías” sino como “Cristo”
Ahora, a lo largo de la historia han surgido controversias acerca de la "Divinidad de Jesús", sin embargo, el mismo Señor da revelación acerca de su persona y su Deidad y Mateo 16:13-20; Marcos 8:27-30; Lucas 9:18-21, refieren las palabras del Señor refutando toda teología espuria y hace una pregunta a sus discípulos, diciendo:
¿Quién dicen los hombres que es el Hijo del Hombre? Ellos dijeron: Unos, Juan el Bautista; otros, Elías; y otros, Jeremías, o alguno de los profetas. Él les dijo: Y vosotros, ¿quién decís que soy yo? Respondiendo Simón Pedro, dijo: Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente. Mateo 16:13-16
¿Y vosotros, ¿quién decís que soy? La pregunta no es casual y menos trivial pues como
líder Jesús necesitaba saber quiénes eran seguidores y quienes discípulos, más
la declaración de Pedro que expone la naturaleza de Su persona, ¡Tú eres
el Cristo, el Hijo del Dios viviente, el Hijo del Dios viviente!
Sin embargo, el Señor “mandó a sus discípulos que a nadie dijesen que él era Jesús el Cristo” (Mateo 16:20)
La palabra hebrea “Mesías” significa “Cristo” y en el griego significa “Ungido” el cual es el Título oficial del "Hijo de Dios", y Jesucristo es el “Título del Señor” el cual combina su nombre personal “Jesús” con su título oficial, “Cristo”.
Jesús, es el nombre con el cual era
conocido y Cristo la designación de su naturaleza divina, además revela su
misión como el enviado y el ungido de Dios para cumplir todo lo relativo al
Plan redentor a favor del hombre, de hecho, Jesús nunca dejó de ser Dios al
contrario añadió para sí la naturaleza humana (Lucas 1:35).
Dos preguntas con el mismo propósito
“¿Quién dice la gente que soy yo? Y más importante Y vosotros, ¿quién decís que soy?, Pedro exclamó diciendo: ¡Tú eres el Cristo de Dios!, ahora la importancia de esta declaración representa un pilar esencial para nuestra fe.
Jesucristo no es solo el nombre compuesto más poderoso que existe en el mundo, sino el personaje central de Las escrituras, las cuales hacen énfasis en “Jesús” como él Hijo del hombre y como “El Verbo encarnado” y el título de “Cristo”, enfatiza “Su glorificación” y el lugar que ocupa en los cielos, el evangelio de Juan advierte:
Nadie subió al cielo, sino el que
descendió del cielo,
el Hijo del Hombre que está en el cielo. Juan 3:13
El advenimiento y nacimiento de Jesús es un evento sobrenatural anunciado con antelación en el Antiguo Testamento, el cual refiere todas las profecías concernientes a La promesa Divina y acerca de la obra que realizaría el “Mesías” triunfando sobre la “simiente de la serpiente” (Génesis 3:15)
Así como el Antiguo Testamento hace referencia a las profecías que describen a Jesucristo como el “Mesías prometido” el Nuevo Testamento hace énfasis en cómo fueron cumplidas revelando así todo relativo acerca de Su persona y Deidad.
El profeta Isaías profetizó sobre el “Mesías redentor” diciendo:
Por tanto, el Señor mismo os dará señal:
He aquí que la virgen
concebirá, y dará a luz un hijo, y se llamará Emanuel. Isaías 7:14
El nacimiento de Jesús coincidió con lo
dicho por profetas como "Isaías 11:1-2" quien anunció que “Saldrá
una vara del tronco de Isaí”, con "Miqueas 5:2" que “nacería
en Belén”, "Isaías 49:6-7" dijo que “sería luz para los
gentiles” y "Zacarías 9:9" anuncio “he aquí tu rey
vendrá a ti, justo y salvador, humilde, y cabalgando sobre un asno”,
entre otras.
Sin embargo, lo más poderoso es lo revelado por Pedro ¡Tú eres el Cristo de Dios! que vino al mundo no como un gran rey, Filipenses 2:7-8 revela como lo hizo:
“Tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; y estando en la condición de
hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose
obediente hasta la muerte, y muerte de cruz”
La declaración más poderosa acerca de La persona de Cristo, vino directamente del “Padre Celestial” revelando así La naturaleza Divina del Hijo lo cual es consecuente con lo descrito en el Nuevo Testamento, los cuatro evangelios, el libro los hechos, las epístolas paulinas y aún el libro de Apocalipsis, los cuales revelan que no solamente vino como el Hijo de Dios sino como El “Mesías o el Cristo”
Importancia de Cristo
Jesucristo, es el Personaje más Importante
de la Historia y el libro de Romanos en su capítulo 9 verso 5 muestra y revela
Su divinidad diciendo: “… y de los cuales, según la carne, vino Cristo,
el cual es Dios sobre todas las cosas, bendito por los siglos”. Amén.
Jesucristo nació de una virgen como lo describió Isaías 7:14, y tanto Mateo 1 y 2, y Lucas 1 y 2, narran lo relacionado con su concepción y su nacimiento virginal, Juan 1:1-2 empieza con la expresión, el “Verbo preexistente” (Logos) que estuvo con Dios en la creación y que era Dios.
También Colosenses 1:16-17 hace referencia directa de Jesús como “El Creador de todas las cosas” y que Jesucristo es 100 % hombre, 100% verdadero Dios, ahora el Apóstol Juan en su primera epístola advierte diciendo:
Pero sabemos que el Hijo de Dios ha venido, y nos ha dado entendimiento para conocer al que es verdadero; y estamos en el verdadero, en su Hijo Jesucristo. Este es el verdadero Dios, y la vida eterna. 1° Juan 5:20
Jesús nunca asumió ser Dios, sin embargo en una oportunidad usó el título “Yo Soy” (Juan 8:58) y al utilizar esta expresión asume que es igual al Padre en su ser, no un “hombre-dios”, sino “Dios mismo”, la expresión, “Yo Soy” alude al “Nombre del Dios” (Éxodo 3:14) revelado a Moisés en la zarza ardiente
En una oportunidad Jesús se refirió al libro de Daniel capítulo 7 versos 13-14 donde el profeta afirma:
Miraba yo en la visión de la noche, y he aquí con las nubes del cielo venía uno como un hijo de hombre, que vino hasta el Anciano de días, y le hicieron acercarse delante de él. Y le fue dado dominio, gloria y reino, para que todos los pueblos, naciones y lenguas le sirvieran; su dominio es dominio eterno, que nunca pasará, y su reino uno que no será destruido.
Jesús se identifica a sí mismo como el “Hijo del hombre” de la visión de Daniel, quien tiene un dominio que es “eterno y no pasará”, el autor de Hebreos en el verso 13:8 lo compara con Dios mismo diciendo: “Jesucristo es el mismo ayer, y hoy, y por los siglos”
Las escrituras están repletas de referencias acerca de La Deidad de Jesucristo y Su verdadera naturaleza como el Hijo de Dios, Juan 10:30 revela que él es “uno con el padre” y Pablo en Hebreos 1:7-8, muestra que el Hijo es “inmutable” en su esencia como algo intrínseco de su ser. (Santiago 1:17)
Juan el Bautista nos ha enviado a ti, para preguntarte:
¿Eres tú el que ha de venir, o
esperaremos a otro? Lucas 7:20
Jesús solo respondió diciendo: “los ciegos ven, los cojos andan, los leprosos son limpiados, los sordos oyen, los muertos son resucitados, y a los pobres es anunciado el evangelio” (verso 22)
Durante su ministerio terrenal las “señales y milagros” resaltaban lo sobrenatural demostrando el poder del Reino de Dios respaldando de esta manera el mensaje de “buenas nuevas de salvación”, Marcos 14:61-62 refiere el momento cuando el sumo sacerdote pregunta a Jesús
“¿Eres tú el Cristo, el Hijo del Bendito? Y Jesús le dijo: Yo soy; y veréis al Hijo del
Hombre sentado a la diestra del poder de
Dios, y viniendo en las nubes del cielo”
La expresión “Yo soy” es uno de los argumentos más importantes para reafirmar “La divinidad de Cristo”, no hay en el Antiguo o Nuevo Testamento mención de algún personaje al cual se ha llamado “Señor” con la constancia con que llamaron a Dios “Señor”.
Ahora, a Jesucristo se le llama “Señor” ¿Por qué?
La palabra “Señor” no solo es un título de honor y respeto, de hecho, en todo el Nuevo Testamento Jesús es llamado “Señor”, “el Señor” o “nuestro Señor” y también los narran que durante su ministerio terrenal y antes de la crucifixión Jesús nunca fue llamado “Señor”, sino “Maestro” o “Rabí”.
1° Timoteo 6:15 menciona a Jesucristo como “Señor de señores” y Efesios 1:21 revela algo poderoso, que El nombre de Cristo es “sobre todo nombre que se nombra, no sólo en este siglo, sino también en el venidero”.
Ahora, todo el poder de ese nombre está intrínsecamente ligado a su naturaleza divina, su encarnación, su muerte expiatoria y su resurrección, Pedro dijo. ¡Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente!
Ahora, para cumplir el propósito del Padre, Jesús tenía que ser hombre para poder morir, y de no ser realmente Dios “su redención” como revelan las escrituras, su obra redentora no hubiera sido consumada.
Sin embargo, el libro de los Hechos capítulo 4:12 afirma:
“En ningún otro hay salvación; porque no
hay otro nombre bajo
el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos”
Claramente su resurrección es garantía y fundamento de nuestra fe, y si no fuera así todas las demás áreas de la teología estarán equivocadas, más Pablo advierte:
Mas ahora Cristo ha resucitado de los
muertos; primicias
de los que durmieron es hecho. 1° Corintios 15:20
Las epístolas destacan la doctrina de la
salvación por “gracia mediante la fe” sólo a través del “sacrificio
vicario” de Jesucristo y el apóstol Pablo enseña una poderosa verdad
espiritual: que “Dios estaba en Cristo reconciliando consigo al mundo”
(2° Corintios 5:19)
Ahora, la pregunta de Jesús es para ¿sus discípulos o seguidores?
Para Jesús era importante conocer la opinión de sus seguidores, sin embargo buscaba en sus discípulos una real comprensión acerca de su persona, sólo Pedro exclamó diciendo: ¡Tú eres el Cristo de Dios!
Ahora es importante lo que la escritura enseña pues hasta ese momento la naturaleza Divina de Jesús estaba velada, por lo cual “mandó a sus discípulos que a nadie dijesen que él era Jesús el Cristo” (Mateo 16:20)
El gran misterio.
Sin embargo, la escritura muestra que la excelencia de Cristo será aún mayor en el futuro, pues Dios ha revelado su propósito, el misterio ha sido revelado.
“dándonos a conocer el misterio de su voluntad, según su beneplácito, el cual se había propuesto en sí mismo, de reunir todas las cosas en Cristo, en la dispensación del cumplimiento de los tiempos, así las que están en los cielos, como las que están en la tierra”. Efesios 1:9–10
El texto bíblico revela que el Padre dispuso “reunir todas las cosas en Cristo” en quien “habitaba la plenitud de la deidad” (Colosenses 2:9), pues sólo Cristo es el legítimo poseedor de todos los atributos de La Deidad, pues tiene “dos naturalezas perfectas”, la divina y la humana.
Jesús no sólo ya existía y es el Creador de lo visible y lo invisible, todo lo que está en los cielos y la tierra, sino que llegó a ser el “Verbo encarnado”, el Emmanuel Dios con nosotros” y el libro de Apocalipsis capítulo 19:10 revela algo muy poderoso, “porque el testimonio de Jesús es el espíritu de la profecía”
Recuerde, “toda la escritura es inspirada por Dios“ (2° Timoteo 3:16) la cual enseña que no hay comprensión de Dios sin una relación personal con Su Hijo Jesucristo, pues él es el “misterio” revelado a los creyentes.
Ahora, aunque han transcurrido varios siglos de siglos de su resurrección, el mundo conoce acerca de Jesucristo, quien es y que hizo, pero la pregunta pertinente hoy es la misma. “Y vosotros, ¿quién decís que soy?”
Podemos finalizar diciendo que Jesús es más grande que Moisés, David, Juan el bautista y otros, pues es el “Hombre perfecto” y el “único” sacrificio por el pecado y su “Nombre es sobre todo nombre” pues son insignificantes a la luz de la gloria de Jesucristo. Pedro exclamó:
¡Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente!
Por esta razón las escrituras terminan
diciendo: “La gracia de nuestro Señor Jesucristo sea con todos vosotros.
Amén”