Título del tema. El Sueño de Dios
Texto bíblico.
Introducción
La Biblia contiene no solo la Palabra de Dios, sino también el plan perfecto diseñado para dar al ser humano pleno sentido de satisfacción y propósito. Génesis 1:28 revela que Dios creó al hombre y lo hizo participante activo de su reino, capacitándolo para "fructificar", "multiplicarse", "llenar la tierra", y con autoridad para "sojuzgar", permitiendo así que coloque su impronta y creatividad en la transformación permanente de lo que Él creó.
“Dios es un Dios de propósitos”
Él no solo dio al ser humano "visión", sino "propósito". Cada generación es testigo de este propósito. Un día, Martin Luther King dijo: "Tengo un sueño"; sin embargo, no vivió para verlo hecho realidad. Ahora, ¿será que nuestros sueños pueden coincidir con lo que Dios tiene preparado?
Dios no hubiera dado la capacidad de soñar al hombre sin incluir la capacidad de hacer esos sueños realidad. Proverbios 19:21 enseña: "Muchos pensamientos hay en el corazón del hombre; más el consejo de Jehová permanecerá".
Las Escrituras muestran que nada en tu corazón está puesto por casualidad. David, en Salmos 139:16, dice: "Mi embrión vieron tus ojos, y en tu libro estaban escritas todas aquellas cosas que fueron luego formadas, sin faltar una de ellas".
Los propósitos eternos de Dios requieren un hombre para cumplir una asignación. Un ejemplo de esto es José, un soñador de sueños, y Génesis 37 muestra algunas características de su naturaleza profética.
“Y soñó José un sueño, y lo contó a sus hermanos; y ellos llegaron a aborrecerle más todavía. Y él les dijo: Oíd ahora este sueño que he soñado: He aquí que atábamos manojos en medio del campo, y he aquí que mi manojo se levantaba y estaba derecho, y que vuestros manojos estaban alrededor y se inclinaban al mío. Le respondieron sus hermanos: ¿Reinarás tú sobre nosotros, o señorearás sobre nosotros? Y le aborrecieron aún más a causa de sus sueños y sus palabras. Soñó aun otro sueño, y lo contó a sus hermanos, diciendo: He aquí que he soñado otro sueño, y he aquí que el sol y la Luna y once estrellas se inclinaban a mí. Y lo contó a su padre y a sus hermanos; y su padre le reprendió, y le dijo: ¿Qué sueño es este que soñaste? ¿Acaso vendremos yo y tu madre y tus hermanos a postrarnos en tierra ante ti? Y sus hermanos le tenían envidia, más su padre meditaba en esto. Genesis 37:5-11
Cualquiera puede “soñar” es parte de la experiencia humana, pero los sueños de José eran “sueños inspirados” por Dios.
Soñar es una parte de la vida
Sin embargo, en la Biblia, soñar cobra un "sentido diferente", pues en ocasiones son una "expresión profética" de los propósitos de Dios. José tenía una cualidad excepcional que lo ha llevado a ser prototipo de "gente profética", no solo porque podía soñar, sino que sus sueños eran inspirados por Dios.
José no solo era un hombre con una fuerte unción profética, sino que sus sueños tenían una fuerte carga profética, los cuales tenían un elemento común: la frase "y se inclinaban ante él". Al contarlos a su padre y sus hermanos, Génesis 37:10 advierte que Jacob le amonestó diciendo: "¿Acaso vendremos yo y tu madre y tus hermanos a postrarnos en tierra ante ti?".
José no solo fue aborrecido por la "túnica de colores", sino por la "naturaleza profética" de sus sueños, y Génesis 49:22 enseña:
“Rama fructífera es José, Rama fructífera junto a una
fuente, Cuyos vástagos se extienden sobre el
muro”.
José no solo era un "soñador de sueños", sino un hombre con un "gran potencial", pues, no solo podía "soñar sueños", sino que fue escogido para producir mucho fruto y que sus "vástagos se extienden sobre el muro".
¿Podemos ser parte de los sueños de Dios para nuestras familias o nuestra nación?
Cuando Dios da un sueño, sabe que podemos realizarlo. José fue un hombre que, a pesar de todas las cosas que vivió, nunca dudó de sus sueños, pues "revelaban" no solo su destino, sino el de su familia y la nación de Egipto.
José entendió el propósito de Dios
José no solo era un "soñador de sueños", sino un hombre con una visión profética. Por tanto, cuando se reencontró con sus hermanos, reveló el propósito por el cual estaba en Egipto: "...no os entristezcáis, ni os pese de haberme vendido acá; porque para preservación de vida me envió Dios delante de vosotros" Génesis 45:5.
Los propósitos
de Dios son inescrutables
“Porque yo sé los pensamientos que tengo acerca de vosotros, dice Jehová,
pensamientos
de paz, y no de mal, para daros el fin que esperáis”. Jeremías 29:11
Entonces, los sueños son solo la semilla. Hudson Taylor (1832-1905) advirtió que "El trabajo de Dios hecho al modo de Dios nunca va a carecer de provisión".
Los sueños de José trascendieron su generación
José fue el escogido entre sus hermanos no solo por ser un "soñador de sueños", sino por ser la conexión profética de Jacob con las promesas hechas al padre Abraham y la puerta por la cual Dios introduciría a la primera generación que daría a luz la futura nación de Israel.
José representa una generación de soñadores, gente con una fuerte unción profética para soñar "sueños proféticos" mediante los cuales Dios revela sus propósitos. Pero, para pasar de soñador a realizador, se requiere revelación. Habacuc 2:3 advierte:
“Aunque la visión tardará aún por un tiempo, más se apresura hacia el fin,
y no
mentirá; aunque tardare, espéralo, porque sin duda vendrá, no tardará”
Para cumplir sus propósitos, Dios necesita gente como los hijos de Isacar: "entendidos en los tiempos, y que sabían lo que Israel debía hacer" 1° Crónicas 12:32. José es un ejemplo de cómo Dios traza el propósito para llevarnos al lugar y el tiempo correctos para cumplir nuestra asignación en la vida.
Necesitamos una generación de soñadores como José.
Los mejores sueños no inician con nosotros, sino con Dios. Y aunque muchos digan que no quieren pasar por la vida sin dejar huella, hay una realidad: "Muchos son los llamados y pocos los escogidos". Mateo 22:14
Dios nunca entrega visiones o sueños a quienes no tienen la capacidad para conquistar los sueños, como lo hizo José, pues él era la conexión con el propósito de Dios para Jacob y sus hijos. De igual manera, Dios levantó a David con un propósito.
“Porque después que David hubo servido al propósito de Dios en su propia generación,
durmió;
fue sepultado con sus padres, y su cuerpo se descompuso. Hechos 13:36
José fue una "rama fructífera en su generación", pues dio los frutos del "verdadero soñador". Y David no solo cumplió el propósito por el cual fue levantado en su generación, sino que fue creado para sus propósitos en esa generación...
Ahora, ¿tienes algún sueño?
“Porque yo sé los pensamientos que tengo acerca de vosotros, dice Jehová,
pensamientos
de paz, y no de mal, para daros el fin que esperáis”. Jeremías 29:11
Recuerda, no todo sueño es profético y/o procede de Dios. Los "sueños de Dios" son más que experiencias subjetivas. Él no hará posibles tus sueños si no tienen conexión profética con Su propósito.
José no fue levantado solo porque podía soñar, sino porque sus "sueños" eran inspirados por Dios y revelaban detalles específicos en la vida de José y su familia. Y al igual que José, David fue convocado para cumplir el propósito de Dios para su generación.
Ahora, Efesios 3:20 revela el enorme privilegio que Dios nos da de ser instrumentos para lograr y establecer Su sueño para esta generación.
“Dios es capaz de lograr mucho más de lo que pudiéramos pedir o
incluso Imaginar mediante su gran poder, que
actúa en nosotros”.
Los sueños revelan aspectos de lo que Dios quiere hacer en esta generación, pero Él necesita a los José y los David de este tiempo para derramar una fuerte "unción de restauración" que permita reconectarla al propósito. Isaías 58:12 muestra algunas características de esta unción:
“Y los tuyos edificarán las ruinas antiguas; los cimientos de generación y generación
levantarás,
y serás llamado reparador de portillos, restaurador de calzadas para habitar”.
La palabra clave: "y serás llamado reparador de portillos" evidencia el propósito por el cual esta unción será derramada sobre "los tuyos", lo cual les permitirá "edificar" no solo sobre las "ruinas antiguas", sino sobre los cimientos de "generación y generación".
No se puede dar algo que no se tiene.
Un día fuimos hijos y debimos enfrentar los gigantes de nuestros padres, pero no sabíamos cómo vencerlos. Sin embargo, hoy el Señor pone en nuestras manos las herramientas que permitirán darles a nuestros hijos no solo "educación, formación y valores", sino "identidad, visión, propósito y destino", y ser el escalón que les permita avanzar y subir al siguiente nivel para conquistar sus sueños.
Estamos llamados a quitar las muletas y poner las herramientas adecuadas que permitirán a esta generación de hijos y nuevos creyentes tener una visión de reino y entender que sus sueños pueden ser realidad si los colocan en las manos de Dios, quien ha prometido derramar una poderosa unción profética sobre nuestra generación.
“Porque yo derramaré aguas sobre el sequedal, y ríos sobre la tierra árida; mi
Espíritu
derramaré sobre tu generación, y mi bendición sobre tu renuevo” Isaías 44:3
Es imperativo tomar conciencia del momento histórico que vivimos. Hay una unción profética que está por ser desatada. Dios está llamando a "preparar la vasija" para ser llenada del "vino nuevo" y devolver a la generación de padres la herencia que debe ser puesta en las manos de la generación que representa a nuestros hijos y nietos.
El plan de Dios es poner a Su pueblo en lugares de influencia.
El libro de Ester 4:14 relata la historia de una joven cuyo futuro era incierto, pero una palabra de Mardoqueo transformó su vida. Él dijo: "¿Y quién sabe si para esta hora has llegado al reino?".
Dios necesita los Mardoqueos de este tiempo que le recuerden a esta generación las mismas palabras que a Ester: "¿Y quién sabe si para esta hora has llegado al reino?". Un liderazgo espiritualmente entendido tiene la capacidad de restaurar en esta generación el "propósito del sueño de Dios".
Esta generación tiene lo que no tuvieron otras generaciones; sin embargo, se les busca robar la identidad, por lo cual es necesario restaurar la imagen de Dios, el diseño de la familia y el matrimonio, y el derecho a trascender y tener hijos, lo cual requiere gente con visión profética y espiritualmente violenta. Mateo 11:12 dice que el "reino de los cielos sufre violencia, y los violentos lo arrebatan".
¿Y quién sabe si para esta hora has llegado al reino?
tenía sueños para José y propósitos para David, y los tiene para nuestros hijos y nietos, pero requiere "reparadores de portillos", gente con la unción profética para restaurar "calzadas para habitar". Y Romanos 8:28 nos recuerda algo poderoso:
“Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan
a bien,
esto es, a los que conforme a su propósito son llamados”.
Dios, está poniendo en nuestras manos la unción y autoridad generacional no solo para devolverle los sueños sino la capacidad de soñar que les ha sido arrebatada a la generación a la cual pertenecen a nuestros hijos y nietos, es imperativo abrirles las puertas del futuro, devolverles algo que se ha perdido, el “Sueño de Dios”.
Dios tiene una herencia preparada para nuestros hijos, pero requiere de soñadores que puedan alcanzar aquello que Dios ha preparado para este tiempo que permita restaurar algo que toda generación se le ha permitido disfrutar el “Sueño de Dios”.
Levantémonos, Dios busca gente profética como José y David por medio de los cuales derrame: “aguas sobre el sequedal, y ríos sobre la tierra árida; mi Espíritu derramaré sobre tu generación, y mi bendición sobre tus renuevos” Isaías 44:3
Démosles a nuestros hijos y nietos la oportunidad de disfrutar las bendiciones de Dios y, además, de ser instrumentos, "vasijas donde será derramado el vino nuevo" para esta generación. Así podremos devolverles la capacidad de soñar, abrirle las puertas al futuro y a las oportunidades que otras generaciones tuvieron. Y lo más importante: que puedan no solo conocer, sino también caminar por el "Sueño de Dios" en sus vidas. Amén.