La llegada del nuevo año crea expectativas, algunos piensan que mágicamente todos los problemas desaparecieron, sin embargo, no podemos dejar las cosas al azar; conocer el futuro ha llevado a muchos indagar a través del tarot, las cartas, la bola de cristal, atisbar aquello que aún es desconocido, sin embargo, sólo la Palabra de Dios puede darnos la perspectiva real de lo que ocurre en el Reino de Dios.
La escritura no habla de futuro, pero si la revelación de La
Voluntad de Dios, nada ocurre lejos de
Su Omnisciencia,
de hecho, el escritor del libro de Eclesiastés
escribió acerca de estas cosas: “La
historia no hace más que repetirse; ya todo se hizo antes. No hay nada
realmente nuevo bajo el sol” (Eclesiastés 1:9 NTV)
Nadie puede advertir qué sucederá este nuevo año, sin embargo, La Palabra de Dios en Proverbios 16: 9 TLA advierte: “El hombre planea su futuro, pero Dios le marca el rumbo” lo cual es real, pues allí es donde pasaremos los próximos años de nuestras vidas.
Eclesiales 3:1 nos recuerda un principio: “Todo tiene su tiempo, y todo lo que se quiere debajo del cielo tiene su hora” conforme a los principios en los cuales Dios no solo creó todas las cosas, sino que dispuso su funcionamiento, pues todo debe cumplir un propósito profético.
Las cosas dispuestas por el Creador discurren paralelamente al tiempo (cronos) el cual rige la vida del hombre, lo cual escapa del entendimiento humano, ahora ¿Dios ha preparado algo para este nuevo año? ¿podemos conocer los detalles? La Biblia tiene la respuesta a esta interrogante pues advierte de aquello que Dios está por hacer con mucha anterioridad:
“Lo que antes anuncié ya se ha cumplido, y ahora les anuncio cosas nuevas que aún están por ocurrir”. Isaías 42:9 TLA
Cuando estamos en los albores de un nuevo año, Dios mismo anuncia que ha llegado el momento de revelar “las cosas nuevas”, ahora, ¿en qué consisten estas costas nuevas? De hecho, lo importante aquí es que Él mismo está diciendo que lo que “antes anuncié ya se ha cumplido”.
Eclesiastés 3:15 (RV60) advierte un principio que rige todas las
cosas creadas advirtiendo que “Aquello que fue, ya es; y lo que
ha de ser, fue ya; y Dios restaura lo que pasó” (Eclesiastés 1:9). Tal vez
es algo incomprensible, pero revela el diseño
que Dios ha plasmado en su creación.
Dios estableció principios que rigen todo lo creado y “Y vio Dios todo lo que había hecho, y he aquí que era bueno en gran manera” (Génesis 1:31), lo cual evidencia Su Omnipotencia para hacer lo que aún no ha sido manifestado en el mundo natural “porque él dijo, y fue hecho; Él mandó, y existió” (Salmos 33:9 RV60).
El Dios de las cosas nuevas, esto evidencia que desde el mismo momento de la creación Él no ha cesado en expandir su creación, lo cual revela la grandeza del Creador y la escritura da aún mayor revelación:
Nada habrá que antes no haya habido; nada se hará que antes no se haya hecho. ¡Nada hay nuevo en este mundo! Eclesiales 1:9 (DHH)
Ahora, ¿qué representan las cosas nuevas? Lo que Dios anuncia ya existe en el reino de Dios y deben ser manifestadas en el mundo físico, Él mismo ha declarado: “Lo que antes anuncié ya se ha cumplido” más ahora cuando se viene un cambio de temporada advierte: “les anuncio cosas nuevas que aún están por ocurrir”.
¿Cuál es la naturaleza de estas “cosas nuevas”?
Primeramente, La Biblia enseña que Él “llama las cosas que no son como que si fuesen” (Romanos 4:17c) y, aunque no son visibles en el mundo natural existen y están disponibles en la dimensión de lo posible, ahora, Él las anuncia para que estemos apercibidos por la fe, La Biblia enseña “el justo por la fe vivirá” (Romanos 1:17)
Muchos mencionan con nostalgia que los “tiempos viejos son mejores”, sin embargo, nada ocurre al azar, todo cumple un propósito bajo el sol conforme a lo establecido por Dios, quien le asignó un “tiempo y hora” para cada actividad bajo el cielo, la escritura lo revela:
Todo a su Debido “Hay una temporada para todo, un tiempo para cada actividad bajo el cielo”. Eclesiastés 3:1 (NTV)
El Señor advierte: “Lo
que antes anuncié ya se ha cumplido”, por tanto, no podemos suscribirnos al pasado, pues Él está
abriendo una puerta al futuro y podremos acceder a través de la dimensión de la
fe como está establecido, “Todo a su debido tiempo” (Eclesiastés
3:1 NTV).