viernes, 25 de agosto de 2023

Ni lluvia ni rocío por mi palabra

Versículo: 1° Reyes 17:1

Introducción.


La Biblia contiene secretos codificados en figuras y simbolismos mediante los cuales Dios ha provisto revelación de muchas cosas que interactúan en la vida del ser humano y esto lo enseña el apóstol Pablo cuando escribió que “las cosas que no se ven son más importantes que Las que se ven” porque su manifestación en lo natural son el reflejo de lo espiritual. 2° Corintios 4:18

Ahora algunos enseñan que existen verdades paralelas que permiten ver más allá de las cosas naturales y son utilizadas como analogía tanto en el sentido literal como figurado para revelar la condición espiritual del pueblo de Dios o una nación lo cual trae la bendición y prosperidad espiritual.

La Biblia enseña que Dios es el buen benefactor de la humanidad y una de las cosas que hace es hacer “llover sobre justos y sobre injustos”, pues el agua es un elemento único en la naturaleza tan necesario para el sustento de la vida y la agricultura y la falta de ésta produce sequía, lo cual se traduce en falta de alimentos, en la Escritura el agua está presente en muchos textos para revelar una verdad espiritual.

El relato bíblico describe como Israel había caído una vez más en la idolatría debido a que Jezabel había levantado un “sistema ocultista e idolátrico” a Baal dirigido por 450 sacerdotes de Baal y 400 de Asera, lo cual les llevó a experimentar un gran oscurantismo espiritual ante lo cual Jehovah trae al profeta Elías.

Entonces Elías tisbita, que era de los moradores de Galaad, dijo a Acab: Vive Jehová Dios de Israel, en cuya presencia estoy, que no habrá lluvia ni rocío en estos años, sino por mi palabra. 1° Reyes 17:1

Elías profetizó no “habrá lluvia y rocío en estos años por mi palabra”, como profeta desafió a Baal proclamando que Jehová tenía el control sobre la naturaleza dando así comienzo a una gran lucha espiritual contra del “paganismo e idolatría” que había llevado a la nación a tal debacle espiritual traer un avivamiento espiritual a la nación.

Elías era un profeta que vivía en la “presencia de Dios” y sus palabras provocaron una gran “sequía” que contrastaba con la ceguera espiritual que sufría la nación como consecuencia de su extravío y adoración a dioses ajenos que les llevó a tener dualidad de corazón y espíritu, que los hacía claudicar.

Existía la creencia que deidades como (Baal) controlaban “la lluvia y el roció” elementos indispensables para su manifestación.

La Biblia enseña “De Jehová es la tierra y su plenitud; El mundo, y los que en él habitan”, esto indica que todo lo que creado cumple un propósito, Israel era considerado el pueblo de Dios y debido a esta situación Elías confrontó directamente el poder de Jezabel quien había perseguido y dado muerte a los profetas y establecido un sistema idolátrico que incluía sacrificios y adoración, a Baal. 

Ahora, en contraste con este escenario sequía, Elías recibe la orden de esconderse en Querib donde no solo sería alimentado sobrenaturalmente (por cuervos) sino que tendría provisión de agua hasta que el arroyo se secó y fue enviado a la viuda de Sarepta de Sidón para que lo alimentarse hasta que fuera el tiempo y muchos días después vino La palabra de Dios en el tercer año.

“Ve, muéstrate a Acab, y yo haré llover sobre la faz de la tierra”. 1° Reyes 18:1-2

Israel era un país agrícola y ganadero y dependía de las lluvias para su subsistencia y había sufrido la carencia de lluvias por más de tres años y está “sequía natural” es sinónimo de una “sequía espiritual” que sufría el pueblo debido a su extravío, las palabras del profeta no solo transtornaron el ámbito natural, sino que, sino que evidenció la condición espiritual de la nación.

El texto bíblico enseña que pasado el tiempo Elías recibe las instrucciones de Dios:

Envía, pues, ahora y congrégame a todo Israel en el monte Carmelo, y los cuatrocientos cincuenta profetas de Baal, y los cuatrocientos profetas de Asera, que comen de la mesa de Jezabel,  ..”

1° Reyes 18:19-20

La Biblia enseña que “todo tiene su hora bajo el cielo” y vemos que durante tres años la lluvia no cayó sobre la tierra y, ahora Elías en lo alto del Carmelo debía confrontar al pueblo y a los sacerdotes pues allí estuvo un altar dedicado a la adoración de Jehová, pero estaba “arruinado” años sin ser utilizado, repleto de basura y reliquias, no había adoración a Dios, el fuego se había apagado.

Ahora, Elías confronta al pueblo: “¿Hasta cuándo claudicaréis vosotros entre dos pensamientos? Si Jehová es Dios, seguidle; y si Baal, id en pos de él”. La palabra “claudicar” viene de “vacilar” en hebreo “pasákj” raíz primaria; brincar, (figurativamente) saltar encima (o librar); por impl. vacilar; también (literalmente) “cojera, danzar: - andar, claudicar, pasar, quedar cojo, saltar”.

Elías era el único representante de Dios y Baal contaba con 450 sacerdotes más 400 de Asera lo cual teóricamente era una desventaja sin embargo ordenó que le fueran dados dos bueyes que debían ser cortados en pedazos y colocados sobre la leña, pero añadió un detalle, el dios que hiciera descender “fuego del cielo” y encendiera la leña esta sería el “dios verdadero” y esto agradó al pueblo que respondió. “Bien dicho”.

 

Elías estaba confiado en el poder de Dios.

Las palabras del profeta marcaban la diferencia respecto a las expectativas de estos sacerdotes paganos quienes pasadas muchas horas saltaron y clamaron pero no había “voz ni quien respondiera”.

Elías se burlaba de ellos diciendo “tal vez duerme, y hay que despertarle” hasta que pasado el mediodía “no hubo ninguna voz, ni quien respondiese ni escuchase” ante lo cual Elías procedió a ordenar el altar que estaba desarreglado.

Edificó con las piedras un altar en el nombre de Jehová; después hizo una zanja alrededor del altar, en que cupieran dos medidas de grano.  Preparó luego la leña, y cortó el buey en pedazos, y lo puso sobre la leña. Y dijo: Llenad cuatro cántaros de agua, y derramadla sobre el holocausto y sobre la leña. Y dijo: Hacedlo otra vez; y otra vez lo hicieron. Dijo aún: Hacedlo la tercera vez; y lo hicieron la tercera vez, de manera que el agua corría alrededor del altar, y también se había llenado de agua la zanja. 1° Reyes 18:32-35

“La leña y el fuego” eran elementos esenciales en el altar de sacrificio, pero “el agua” era un elemento natural para contrarrestar la acción del fuego, ¿Ahora, porque era tan importante el agua?, en aquel momento era el elemento que más escaseaba y fue lo que Elías pidió, ¿de dónde se proveyó Elías de tan preciado líquido?

Recordemos que Elías era un profeta y la unción sobrenatural sobre su vida fue evidente en los días que estuvo con la viuda donde la harina y el aceite no escasearon; todo estuvo listo, Elías arregló el altar y activo un escenario profético para lo cual ordenó echar agua abundantemente, 4 cantaros (3) tres veces, hasta que la zanja se hubiese llenado lo que añadió un elemento que determinaría contundentemente quien era el Dios verdadero.

El fuego vendría del cielo y el agua era un elemento natural necesario para la manifestación del Dios verdadero, fue provisto sobrenaturalmente.

Cuando llegó la hora de ofrecerse el holocausto, se acercó el profeta Elías y dijo: Jehová Dios de Abraham, de Isaac y de Israel, sea hoy manifiesto que tú eres Dios en Israel, y que yo soy tu siervo, y que por mandato tuyo he hecho todas estas cosas.  Respóndeme, Jehová, respóndeme, para que conozca este pueblo que tú, oh Jehová, eres el Dios, y que tú vuelves a ti el corazón de ellos. 1° Reyes 18:36-37

Elías no solo era un profeta verdadero sino un reformador, espiritual de Israel, “oro a Dios” y espero la respuesta, reconoció que todo lo que había hecho era por mandato suyo y clamo para que hiciera volver el corazón del pueblo hacia Él, ahora existía una diferencia entre estos dos altares, el agua derramada sobre el holocausto y que llegaba hasta la zanja.

“Ahora Elías clamó y Dios respondió!

 

Y el fuego consumió el agua del altar y lamió el agua

El fuego siempre estuvo presente como una manifestación de la aceptación de los sacrificios y holocaustos pero el agua fue un elemento refrescante en medio de aquel ambiente tan seco lo cual era la nota especial que daba Dios a este glorioso momento, recordemos que durante tres años y medio no había llovido y ahora podríamos visualizar cómo se da comienzo al desatar de las lluvias desde el altar, en lo alto del Carmelo, que culmina con la nube en forma de mano que verá el siervo del profeta.

Entonces cayó fuego de Jehová, y consumió el holocausto, la leña, las piedras y el polvo, y aun lamió el agua que estaba en la zanja.  Viéndolo todo el pueblo, se postraron y dijeron: ¡Jehová es el Dios, Jehová es el Dios! 1°Reyes 18:36-37

Que escena más poderosa, el fuego “lamio el agua” y “La gloria de Dios” se manifestó, el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, respondió encendiendo nuevamente el altar restaurado con el fuego Santo de Su presencia, dando inicio a un nuevo tiempo para la nación, ahora el pueblo eufórico reconoció, ¡Jehová es el Dios, Jehová es el Dios! 

 

El fuego era la manifestación ante el pueblo

 

Y entraron Moisés y Aarón en el tabernáculo de reunión, y salieron y bendijeron al pueblo; y la gloria de Jehová se apareció a todo el pueblo.  Y salió fuego de delante de Jehová, y consumió el holocausto con las grosuras sobre el altar; y viéndolo todo el pueblo, alabaron, y se postraron sobre sus rostros. Levítico 9:23-24

Ahora los de Baal no tenían un dios en el cielo que contestara con fuego, pues a diferencia del fuego para el sacrificio provisto por sacerdote que consumía el holocausto, grosuras sobre el altar en el Tabernáculo, ahora el holocausto estaba sobre la leña del altar arreglado por el profeta y de pronto ¡el fuego cayó del cielo!, la cumbre del Carmelo fue trasformada por un gran altar en llamas y lo más extraordinario, el fuego “lamió el agua” que estaba en la zanja algo jamás visto.

Jehová había exigido que el fuego del altar debía estar permanentemente encendido y no debía apagarse, debía ser continuo y constante y ahora el contexto bíblico nos enseña que toda esta manifestación tenía un propósito, Dios buscaba “glorificarse a Sí mismo entre el pueblo” que se postró y dijeron: ¡Jehová es el Dios, Jehová es el Dios! 

Vemos que posteriormente la narración bíblica muestra la decisión del profeta de ejecutar a los sacerdotes del culto a Baal y ordena a su siervo a subir en siete oportunidades a lo alto del monte hasta ver la manifestación de la lluvia en forma de una nube parecida a una mano y entonces:

“...él dijo: Ve, y di a Acab: Unce tu carro y desciende,

para que la lluvia no te ataje”. 1° Reyes 18:44c


¡Que la lluvia no te ataje

Vemos que la oración de Elías fue capaz de ¡cerrar los cielos! y cómo la oración de Elías fue capaz de ¡abrirlos otra vez!, Sube, come y bebe; porque una lluvia grande se oye: el profeta estaba anunciando que la adoración oficial de Baal había sido derrotada por lo cual el propósito de la sequía se había cumplido.

Y aconteció, estando en esto, que los cielos se oscurecieron con nubes y viento, y hubo una gran lluvia. Y subiendo Acab, vino a Jezreel.  Y la mano de Jehová estuvo sobre Elías, el cual ciñó sus lomos, y corrió delante de Acab hasta llegar a Jezreel”. 1° Reyes 18:44-46

La lluvia estaba en camino; Elías oraría y Acab comería y vino la orden; “Unce tu carro y desciende, para que la lluvia no te ataje”, vemos que la mano de jehová estaba sobre Elías el cual ciñó sus lomos, y corrió delante de Acab.

Ahora cuántas naciones están bajo el poder del oscurantismo espiritual donde sus líderes han doblado sus rodillas ante Baal y han provocado “sequía espiritual” pues han abandonado el altar dedicado al Dios vivo y ha quedado arruinado por el desuso contraviniendo el deseo del Señor “el fuego del altar debe arder continuamente”.

El llamado es volver al altar y edificarlo, arreglarlo y colocar en él holocausto y Dios levantará profetas para que ordenen abrir la zanja profunda alrededor y vaciar las medidas de agua de los cantaros hasta tres veces, muchas cosas han pasado durante estos “tres años y medio” pero la orden es, arreglar el atar que ha estado descuidado, la voz profética anuncia que la lluvia será restaurada en nuestra nación, iglesias y nuestras vidas.

El deseo del Dios vivo es que su pueblo vuelva su rostro a Él, es necesario devolver la vida a nuestros altares para que el fuego nunca se apague, hay cosas que deben ser “desactivadas” y otras “activadas” por la voz del profeta y esto viene representado por la lluvia, todo lo que ha estado seco por los últimos tres años y medio debe ser restaurado a su temporada natural.

 

Es tiempo de lluvias

El profeta declara, se oye la lluvia, sube al monte y ve, prepárate para correr que la lluvia no te ataje, terminó la sequía y es “tiempo de reverdecer”, la voz profética producirá la lluvia abundante en nuestras vidas: La biblia enseña que nuestro Dios hace cosas extraordinarias.

A su voz se produce muchedumbre de aguas en el cielo, y hace subir las nubes de lo postrero de la tierra; hace los relámpagos con la lluvia, y saca el viento de sus depósitos.

Jeremías 10:13

El profeta puede cambiar nuestra estación y hacer que la lluvia caiga otra vez, la orden es subir 7 veces al monte y el milagro tomará forma de nube como la mano de un hombre, los que entienden esto no dejan pasar al profeta; Llegó el cambio de estación, de la sequía a la lluvia, tiempo de restitución, Dios utiliza a los profetas para revelar sus propósitos en las vidas de los ministerios, Amén.

 











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